jueves, 13 de enero de 2011

Colcha de retazos


Colcha de retazos
La vi allí frente a la ventana, repetir la misma pregunta y voltear para escuchar la misma respuesta. Al verla me preguntaba la razón por la cual recordaba sólo parte de las cosas. La primera vez que me vio y no me reconoció me causó un dolor profundo, un malestar se me instaló en el alma, porque es difícil aceptar que tu abuelita no te reconozca de nada. Días después estuvo mal, a sus ochenta y tantos es claro que el cuerpo se debilita y es más difícil que salga adelante con todo. Entonces, la preferí viva, sin importarme si me recordaba o no y mi visión de su olvido tomó otro cariz.